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Aprendiendo a orar

  • Writer: Oluwaseun Omole
    Oluwaseun Omole
  • May 5
  • 3 min read


Niña se arrodilla y reza en su lugar en medio de un grupo de personas.

No es ningún secreto que la vida puede ser difícil. Cuando surgen situaciones imprevistas y acontecimientos difíciles, puede resultar complicado encontrar estabilidad y a veces no está claro a dónde recurrir. Parece sencillo cuando otros dicen: “Ora por ello”, pero puede ser difícil saber por dónde empezar. La oración es una parte crucial de la relación de cada persona con Dios, y la Biblia nos da ejemplos de cómo otros oraron y nos enseña cómo podemos hacer lo mismo.


Cómo orar como Jesús: Aprendiendo del Padre Nuestro

No importa cuánto tiempo haya durado tu relación con Dios, siempre hay espacio para crecer en la oración, y el mayor ejemplo del que podemos aprender es el mismo Jesús. En Lucas 11, uno de los discípulos que caminó con Jesús mientras estaba aquí en la tierra le pidió que los ayudara a orar. Jesús nos da entonces una oración modelo (comúnmente llamada el “Padre Nuestro”) que comienza en el versículo 2 y nos muestra en qué debemos centrarnos cuando oramos. Él comienza su oración diciendo: “Cuando oréis, decid”, diciéndonos que espera que oremos.


Cómo orar con humildad y sumisión

Luego reza: "...Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre". Jesús comienza su oración reconociendo humildemente quién es Dios y alabándolo. Luego también nos enseña cómo someternos a la voluntad de Dios. Jesús ora: “Venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”, diciéndonos que Dios tiene el control del cielo y de la tierra. Todo el cielo y la tierra (esto incluye todo lo que nos sucede) deben inclinarse ante Él. Más adelante vemos que incluso Jesús, en la mayor prueba de su vida, también se sometería.


Cómo orar en los momentos más difíciles

En el Huerto de Getsemaní, Jesús se enfrentó a su muerte inminente y comenzó a sentir el peso y la angustia de lo que pasaría. En Mateo 26 lo vemos en su estado más doloroso mientras ora para que Dios quite esta copa de él. Pero, después de esta primera oración, Jesús vuelve a orar y la oración es diferente. En su segunda y tercera oración, en lugar de pedirle a Dios que retire la copa, Jesús ora: “Padre mío, si no es posible que esta copa pase de mí sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. Lucas 22:43 registra la misma oración y nos informa que después de Su primera oración, Dios envió un ángel del cielo para fortalecerlo. Jesús es el máximo ejemplo de la oración apropiada, y después de humillarse, Dios lo exaltó (Fil. 2:8-9). Es reconfortante saber que en nuestros momentos más difíciles podemos derramarnos ante Dios y a cambio Él nos da fuerza cuando nos sometemos a Su voluntad.


Cómo orar cuando tienes el corazón roto

Durante las distintas etapas de la vida, algunos pueden sentirse como David, quien fue claro al decir: “Escucha, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración... cuando mi corazón está quebrantado; guíame a la roca que es más alta que yo”. (Salmo 61:1-2) Es importante notar que en su caso, David primero le pidió a Dios que escuchara su oración. Para poner las cosas en perspectiva, David era rey de una nación exitosa y un líder fuerte, pero aún así reconocía que Dios todavía era superior a él. Sabía que Dios no necesitaba responder su oración y se humilló.


Cómo orar con fe y gloria

Aquí el corazón de David luchó y fue vencido, pero no se detuvo allí. En lugar de quedarse estancado, se volvió hacia Dios y supo que Dios lo guiaría. De hecho, David tenía fe en que Dios ya había escuchado su oración (Salmo 61:5) y le respondería (Hebreos 11:6). Tanto que termina su oración alabando a Dios.


Una de las cosas principales que vemos en estas oraciones es que la mayoría de las oraciones no eran sobre ellos. Tanto Jesús como David hablaron de sus situaciones y luchas, pero se doblegaron y dejaron que se hiciera la voluntad de Dios y pudieron superarlo. Cuando oramos, es fácil orar por nuestras circunstancias y usar el tiempo que deberíamos usar para orar, simplemente para hablar. Pero desahogarse ante Dios es diferente que orarle. Dios quiere que vayamos a Él, entregándole nuestras cargas (1 Pedro 5:7) y es conmovido por ello (Hebreos 4:15), pero la oración doblega nuestra voluntad y desea que nos enfoquemos en la voluntad de Dios. La oración nos da la oportunidad de superar el caos, hablar con un Dios poderoso y nos permite alinearnos con Su propósito.


Cómo orar con confianza y entrega

Este año, recordemos que la oración es un momento personal donde tenemos la oportunidad de orar a Dios, de humillarnos y, al final, de confiar en quien toma las decisiones.


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